En el mundo de la construcción las normativas se deben de seguir estrictamente, y no se trata solo de papeles y trámites: las regulaciones marcan la diferencia entre una construcción bien ejecutada y una sanción de alto coste. Este 2025 se han añadido cambios importantes que afectan a los materiales como la eficiencia energética y la seguridad dentro de la obra.
Más allá del ladrillo: construcción sostenible como eje central
Uno de los pilares de las nuevas normativas gira en torno a la sostenibilidad. No es moda, es una necesidad global. A nivel europeo, el pacto verde sigue empujando con fuerza para que los edificios nuevos y reformados sean cada vez más eficientes y menos contaminantes. La Directiva de Eficiencia Energética de los edificios, actualizada recientemente, exige que todos los edificios públicos sean de consumo casi nulo y que las reformas incluyan medidas de eficiencia energética obligatorias.
La construcción en 2025 debe incluir sostenibilidad, tecnología y rigor normativo. Puede aparecer un lío, pero también es una oportunidad para destacar frente a la competencia.
Si haces las cosas bien, los nuevos tiempos pueden ser tu mejor aliado. En España, esto se traduce en una revisión del Código Técnico de la Edificación (CTE), que ahora incorpora exigencias más estrictas en cuanto a aislamiento térmico, uso de energías renovables y control de la demanda energética. Si antes bastaba con un certificado energético de trámite, ahora toca ponerse las pilas.
Nuevas reglas para materiales y residuos
La circularidad también entra en juego. Desde este año, las obras deben tener un plan de gestión de residuos más riguroso, con trazabilidad de los materiales desechados y un porcentaje mínimo de materiales reciclados en el proyecto. Además, se fomenta el uso de materiales de bajo impacto ambiental, como madera certificada, pinturas sin compuestos orgánicos volátiles y soluciones industrializadas.
¿Traducido al idioma del día a día? Tendrás que justificar por qué eliges ciertos materiales y qué vas a hacer con los escombros. Menos improvisación, más planificación.
Seguridad y salud: cascos sí, pero también digitalización
En el terreno de la prevención de riesgos laborales, las nuevas normativas exigen medidas más personalizadas y el uso de herramientas digitales. Se impulsa el uso de sensores y sistemas de geolocalización para controlar la presencia de trabajadores en zonas de riesgo, y se refuerzan los protocolos de formación.
El Libro de Incidencias Digital y la documentación en la nube empiezan a ser la norma, no la excepción. Y si no lo tienes todo bien archivado, prepárate para la visita del inspector.
¿Y qué pasa con los pequeños constructores?
Las pymes y los autónomos también están en el radar de las autoridades. La administración está dando ayudas y subvenciones, sí, pero a cambio exige más cumplimiento y más papeleo. Se están activando inspecciones más frecuentes y se cruza información entre Hacienda, Seguridad Social y organismos de control técnico.